LAS MIGAJAS DISFRAZADAS DE BONOS

 

El gobierno confirmó ayer dos bonos de fin de año que están muy lejos de la realidad que atraviesa el país con una economía caída y con el bolsillo de los trabajadores que se desploma día a día. Los que ganen hasta 185 mil pesos en el sector privado cobrarán por única vez $24 mil y los del Potenciar Trabajo $13.500, que se pagará en dos cuotas. Los montos y la decisión están muy por debajo de lo esperado.

Victoria Tolosa Paz habló de una “Navidad tranquila y en paz”, mientras reparte migajas a lxs trabajadorxs. Los números desde hace tiempo no encajan. El salario mínimo es de $61.953 pero la canasta básica representa más del doble. Estamos hablando de 17 millones de pobres en el territorio nacional, de pibxs que no comen, de familias que ya no saben qué más hacer, de bolsones de comida que escasean, de comedores que no saben qué decirles a las personas que buscan alimentos, de trabajadorxs que en su mayoría, en relación sueldo-gasto, están totalmente precarizados. El gobierno repite el manual del FMI, lo defiende y lo ejecuta. Ajuste. Respuestas a quienes llegan a un país para someterlo y endeudarlo. Migajas para un pueblo que llega a fin de año con la espalda cansada, la panza que duele, y la alegría buscada en un Mundial de fútbol, para al menos poder sonreír un rato.

El gobierno no anuncia dos bonos, anuncia el reparto de las sobras y muestra que ya se distanció con el pueblo de una manera atroz. Anuncia que solo responde al FMI, que el guiño va para ahí, mientras el pueblo sufre y sale a la calle a rebuscarse, mientras comprar carne, hacer milanesas, o un guiso, pasa a ser un privilegio, el gran gusto del mes. Jubilados con la olla vacía, indigentes multiplicados, barrios que no comen y con el peligro de la policía en las calles, pibxs que solo comen en las escuelas, padres y madres que preparan matecocido para que el pan se reparta y alcance. Esto no es un anuncio, esto no es un bono. Esto da vergüenza. Con el hambre no se juega.

 

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