“Todos fuimos, todos somos, todos podemos ser” Dominga

Nadie puede prever el comportamiento de la naturaleza. Pero sí se puede tener la voluntad de definir
y aplicar políticas socioambientales para garantizar condiciones dignas para que la salud y la vida no
corran riesgo.
Seguridad no es solo evitar robos. Es también vivir en una calle pavimentada en buenas condiciones,
iluminada y con espacios verdes no atenten contra la salud y la vida por falta de cuidado de quienes
deberían encargarse de que las cosas que se pueden evitar, no sucedan.

Cómo no recordar la tragedia de Cromañon, donde 194 personas fallecieron el 30 de diciembre de
2004, producto de la inhalación de monóxido de carbono por un incendio a causa de un artefacto
pirotécnico que fue encendido en el interior del boliche y tomó fuego en un techo cubierto con un
“media-sombra”. Un local bailable que permanecía abierto por una cadena de corrupción
interminable porque no cumplía con ninguna norma ya que ni siquiera debería haber estado
habilitado para funcionar. El día de la tragedia estaba superpoblado de asistentes.
Pero lo también doloroso y lamentable fue que luego de la cantidad de víctimas y del profundo dolor
que el hecho provocó, se empezaron a implementar en tiempo récord reglamentaciones básicas en
los locales bailables como prohibición de ciertos materiales para los techos y suelos y de cualquier
elemento que pueda provocar incendios como calefactores o pantallas de gas, salidas de
emergencia e impedimentos de habilitar locales bailables en planta alta.
También se creó conciencia en una sociedad que comenzó a mirar con recelo los lugares que
incumplían esos requerimientos o que simplemente no contaban con una salida de emergencia a la
vista.
Otro hecho de relevancia fue el ocurrido el 8 de octubre de 2006 cuando un grupo de estudiantes
secundarios de la escuela Ecos, del barrio porteño de Villa Crespo, volvía de realizar un viaje en el
que entregaron donaciones al establecimiento chaqueño El Paraisal-Quitilipi, de la cual eran
“padrinos”. A las 22:15 hs., aproximadamente, en el kilómetro Nº 689 de la Ruta Nacional Nº 11
fueron embestidos por un camión conducido por una persona que tenía una concentración de 1,65
g/l de alcohol en sangre.
A partir de ahí también cambió el paradigma sobre la medida máxima de bebidas alcohólicas
permitidas, pero sobre todo se instaló una frase a partir de los recitales que se empezaron a realizar
para conmemorar los aniversarios del episodio, de la mano de Luis Alberto Spinetta, quien “se cargó
la causa al hombro” reclamando Justicia: “Todos fuimos, todos somos, todos podemos ser”.
NOTA RELACIONADA: https://m.facebook.com/story.php?
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En Pergamino hoy todos miran hacia arriba. Lamentablemente y a la fuerza muchos ya son casi
expertos en arbolado y analizan hasta dónde dejar los vehículos estacionados. Nadie está exento.
No importa ninguna condición personal, social o el vehículo que utilizan; alcanza vivir en una ciudad
que se convirtió en un lugar de riesgo y cualquier es potencial víctima del deficiente plan de poda,
que no solo mutila árboles sino que hace que crezcan más de lo normal y caigan por su propio peso.
O simplemente yazgan muertos y secos sobre su propio eje esperando el primer viento para
derrumbarse.
“Todos fuimos” en algún momento o existe conocimiento de alguien que sufrió una circunstancia
similar o atravesó por ese lugar, días, semanas o meses antes. Cualquiera de pudo haber sido. Es
una simple cuestión de suerte o del destino.

Todos somos”, por no exigir a tiempo las medidas necesarias o exigir a destiempo o no denunciar
ante la ausencia sistemática de respuestas del Estado Municipal. No solamente en la problemática
referida a la poda sino en cada norma que se viola en la ciudad.
“Todos podemos ser” porque la situación no fue resuelta. Los árboles que están en la vía pública
siguen representando un enorme riesgo. Y en la mayoría de los casos están secos y muertos y el
Concejo del Arbolado Público, como una alternativa en medio de un desierto, se conformará recién
en un mes.
Todos los pergaminenses están en igualdad de condiciones, cualquiera puede ser el próximo porque
el silencio cómplice del Estado Municipal y la burocracia del Poder Legislativo traspasan los
tiempos inmediatos en los que deben ser atendidas las necesidades de los ciudadanos, que
mientras esperan 3 años para que un intendente municipal brinde respuestas a los pedidos de
informe puede haber una nueva víctima fatal. Una semana ya es demasiado tiempo porque a
Dominga Herrera la vida a ella y su familia le cambió en apenas un segundo.

FUENTE: http://www.primeraplana.com.ar/todos-fuimos-todos-somos-todos-podemos-ser-dominga/