Fue tres veces legislador provincial en Neuquén y está orgulloso de haber sido constituyente cuando se consiguió evitar que Sobisch hiciese en Neuquén la misma reforma constitucional que Morales ejecutó en Salta
“La Constitución de Neuquén es una de las más progresistas de América latina, en derechos de niñez, en derecho de los trabajadores y en muchos otros aspectos, pero, además, mantiene un capítulo especial que establece que los recursos naturales deben ser extraídos, procesados e industrializados exclusivamente por una entidad estatal; un capítulo que quiso ser modificado como hizo ahora (Gerardo) Morales en Salta, que le puso una alfombra roja a las empresas del litio, aunque lo defendimos…”, expresó Jesús Escobar al periodista de El Diario, en una visita a nuestra Redacción.
-A la luz de lo que sucede en Jujuy, le pregunto ¿cómo fue que aquel intento no prosperó en su provincia, Neuquén?
-Bueno, en medio de la ola neoliberal, cuando (Jorge) Sobisch contempla la posibilidad de ser candidato a presidente, quiere emitir un gesto hacia el poder, de abrir a los mercados el capítulo económico de la Carta Magna provincial. Entonces, el tipo llama a una Convención Constituyente para modificar eso. Él quiso hacer con las petroleras lo mismo que ahora hizo Morales con las depredadoras del litio, pero le ganamos la Convención. Y pasó que, no solo conservamos el capítulo económico, sino que hicimos una Constitución doblemente progresista, incorporando los derechos de la mujer, ambientales, de niñez, de diversidades… y ese capítulo económico que defendimos es el que hoy permite que Vaca Muerta siga teniendo como intermediario, como muro de contención, al Estado.
-¿Por qué un ciudadano debería elegirlo en las Primarias del 13 de agosto?
-Porque voy a hacer un gobierno para el pueblo, no como han hecho los que han gobernado por lo menos en los últimos 12 años.
-¿Se refiere a Alberto Fernández, Mauricio Macri y Cristina Fernández?
-Sí. Fracasaron todos, y el ejemplo más claro es que Sergio Massa sea presidente de la Nación. Es el hombre que duplicó la inflación en un año, nos empobreció a todos y dice que es el ministro del FMI. Yo digo que es el candidato del FMI y que no tiene ninguna diferencia con Horacio Larreta ni con Javier Milei ni con Patricia Bulrrich. Por eso, digo que tenemos una gran oportunidad para empezar a echar con los votos a toda la vieja política. Es el momento de poner en pie un nuevo instrumento del campo popular, de los trabajadores, de los humildes, de las clases medias, de las mujeres, de los jóvenes.
-¿La notas principales de ese instrumento…?
-Tres ideas principales. Hay que suspender el pago de la deuda externa e ir a una nueva negociación, desde un lugar patriótico y de coraje. Esos miles de millones de dólares que se están mandando y que se prevén enviar al Fondo Monetario, ponerlos al servicio de un proceso de industrialización. Yo vengo a industrializar la Argentina, o sea, a crear trabajo, que es el mecanismo para terminar con la pobreza.
-¿La segunda idea?
-Parar la inflación, que es la que está matando al pueblo argentino. ¿Cómo? Como hacen los países serios: controlando a los grandes monopolios. A los precios no los aumentan los 60 mil mercaditos, como nos quisieron plantear el año pasado. No los aumentan los mercaditos de Villa María o de Bell Ville, a los que no les queda otra alternativa que remarcar. A los precios de los alimentos los definen diez empresas, diez monopolios. Y a las tarifas de servicios públicos, cinco empresas de energía. Por eso, hay que congelar al menos por 12 meses los alimentos de la canasta básica y las tarifas de los servicios públicos. Al mismo tiempo, hay que poner plata en el bolsillo de los argentinos, con un aumento generalizado de salarios, pensiones, jubilaciones y programas sociales. Se puede hacer. La renta general de este país no puede seguir quedando en pocas manos.
-¿Y la tercera?
-En los próximos diez años, Argentina va a ser una de las diez economías más beneficiadas del mundo. Con gas, con petróleo, con litio, minerales en toda la Cordillera de los Andes, más la producción agropecuaria. El dilema es si a la renta la vamos a dejar en manos de unos pocos o la vamos a poner al servicio del desarrollo integral del país y de cada uno de sus habitantes. Nosotros lo tenemos claro: frente al Estado neoliberal, proponemos volver al Estado del bienestar. Un Estado fuerte, moderno e industrial, que proteja al débil y le ponga límites al poderoso.