La Ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad renunció después de que se detuvieran a 7 mujeres mapuches en precarias condiciones y sin perspectiva de género. “En lo personal, siento que con este hecho se ha transpuesto un límite, por lo que debo dar un paso al costado para que otra persona tome a su cargo la importante responsabilidad de estar al frente de este Ministerio”, escribió en una carta.
Sin embargo, nos preguntamos por qué no se posicionó de una manera contundente durante los desalojos represivos en Guernica o por qué miró para un costado cuando asumió el antiderechos de Juan Luis Manzur como Jefe de Gabinete. Nos cuestionamos, una y otra vez, por qué no ejecutó más y mejores políticas públicas.
“En la gestión de la actual ministra no solo han sido escasas las iniciativas para abordar la particular desigualdad por razones de género, sino que las emprendidas resultan ineficientes, desarticuladas, discrecionales, fragmentadas y sin la suficiente inserción territorial”, habían expresado desde la organización
Mumala hace poco tiempo. También señalaron las razones y una de ellas fue “la inexistencia de políticas integrales, coordinadas, territoriales, con impacto y escala, acordes a la dimensión de la violencia machista y otras desigualdades por razones de género en la Argentina”.
Luchamos por este Ministerio y no queremos que deje de existir, pero necesitamos medidas que estén a la altura de la situación que viven las mujeres y disidencias todos los días.
