Una marea celeste y blanca desató la felicidad sobre la Avenida, desde la Peatonal hasta el Cruce de Caminos

Pergamino se vistió de Hesta, como en cada rincón del país. “¡Somos campeones!”, fue la frase más escuchada desde la tarde hasta la noche de ayer en las calles de la ciudad, que se tiñeron de celeste y blanco como pocas veces tras el triunfo de Argentina sobre Francia en la Hnal -por penales- del Mundial de Qatar, que le permitió levantar por tercera vez en su historia la tan ansiada Copa del Mundo.

Todo es alegría. Todo es celebración. Llantos, abrazos y gargantas enrojecidas se mezclan al grito de “dale campeón”. La Scaloneta le regaló al pueblo una de las mayores alegrías de los últimos tiempos y es por eso que la Hesta se hizo interminable.

En nuestra ciudad, como ya es tradición, la esquina de Avenida de Mayo y Peatonal fue copada como nunca por los hinchas que, en su mayoría, llevan con orgullo la camiseta albiceleste, con el Messi estampado en sus espaldas, genio y Hgura de este Mundial. Eso sí, en una recorrida de PRIMERA PLANA, se advirtió la falta un dispositivo de seguridad.

El pitazo Hnal del árbitro polaco, que decretó la victoria y la posterior consagración, fue motivo suHciente para que el Centro se llene de pergaminenses de distintas edades que Zamearon sus banderas y aportaron todo el color en una jornada histórica, que será inolvidable.

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Una marea celeste y blanca desató la felicidad sobre la Avenida, desde la Peatonal hasta el Cruce de Caminos 19/12/22 17:37

Con camisetas, banderas, gritos, cánticos y llantos, familias enteras ganaron rápidamente la Avenida de Mayo a pie, en motos y algunos automóviles a puro bocinazos. Grandes y chicos se congregaron en la esquina más famosa para generar una caravana interminable, desde la Peatonal hasta el Cruce de Caminos.

Otras esquinas también fueron epicentro de los festejos. Allí tiñeron de celeste y blanco cada espacio y cortaron el tránsito para dar rienda suelta a la alegría que brincó el equipo conducido por Lionel Scaloni.

Caras pintadas de celeste y blanco, el ruido ensordecedor de las vuvuzelas y las batucadas, todo fue válido a la hora de los festejos. Todos, por igual, salieron a las calles a festejar y se pudo ver a muchos con lágrimas en sus ojos por el nuevo logro de la Selección, después de 36 años.