Es el saqueo, así de sencillo . Por Mario Mazzitelli.

 

El litio (Oro blanco)

El litio se ha transformado en una materia prima estratégica. Con uso creciente en las baterías de celulares, computadoras portátiles, en la producción de coches eléctricos a nivel mundial; además del histórico uso en fármacos y otros. Es el metal más liviano. Su presencia está extendida en todo el planeta. Pero su extracción es más sencilla y a menor costo cuando se lo encuentra en salares.

En la pelea por la supremacía en las telecomunicaciones entre empresas de EEUU (Google. Apple, Microsoft, Cisco, Amazon, Intel, etc.) y China (Huawei, etc.) juega un rol crucial. En el caso de la industria automotriz, los coches eléctricos a batería fabricados en China representan cerca del 50% del volumen mundial. Seguido por EEUU.

Esto explica que la demanda de litio este en aumento, que eleve su precio y que se lo considere un componente estratégico entre los “gigantes de la economía”. Garantizar el acceso al mismo es parte de una lucha.

Decíamos en nota anterior que: “El problema de la Argentina es el saqueo, hurto o robo, instalado como sistema”. Parece que teníamos razón. El litio es un buen ejemplo. La prueba es que los propios EEUU están muy preocupados por el saqueo de éste mineral.

Por lo menos así lo expresó Laura Richardson, Jefa del Comando Sur de los EEUU, en un video grabado para un think tank de la OTAN: “¿Por qué es importante América Latina?», por «el triángulo del litio»… La zona de Sur América comprendida entre el Salar del Hombre Muerto, Catamarca, Argentina; el salar de Uyuni, Bolivia y el salar de Atacama, Chile; contiene alrededor de 2/3 (66%) de las reservas accesibles en el mundo. Si incorporáramos otros países de la región ese porcentaje se acrecentaría.

Ahora ¿Por qué se refiere a este tema la Generala Laura Richardson y no un geólogo, un ingeniero, un economista, un político o un diplomático? Porque en la escala de dominación y saqueo el ranking va de menor a mayor. Racionalización de fuerzas, le llaman. Empieza por la persuasión a través de políticos, periodistas, académicos que pregonan las bondades de determinadas inversiones. Sigue con las presiones diplomáticas. Se acentúa con los aprietes financieros, para eso se endeuda artificialmente a los países. Luego sube el tono de los organismos internacionales (FMI, BM, etc.) que hacen recomendaciones a los países endeudados. Finalmente, la escalada termina en la injerencia militar. Aquí empezaron con el Comando Sur en representación del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, los Marines, la Guardia Costera, y varias agencias federales. Todo dependiente del Departamento de Defensa de los EEUU. ¿Qué es lo que no se entiende?

Irónicamente nos podríamos preguntar ¿De qué saqueo están preocupados? Dice Laura Richardson: “Estoy viendo que hacen nuestros competidores. Y veo que hay una amenaza a la democracia. Creo que están jugando al ajedrez…Creo que están allí para socavar a EEUU. Están para socavar las democracias. Necesitamos una estrategia…” Como vemos, en un interesante juego de palabras, se confunden los intereses económicos del vigía de occidente con la democracia. Buen ardid. El tema es otro. Son China y Rusia. Y el asunto de fondo es “quien se queda con el litio”. Entonces, ellos van a cuidarnos de la piratería de sus competidores para garantizarse el saqueo propio.

Algunos compatriotas creen que es mejor que el desvalijamiento lo hagan unos y no otros. Yo estoy en contra del saqueo. Ser nacionalista no es ser chauvinista o xenófobo. Es cuidarse con inteligencia de las disputas que potencias extranjeras dan en nuestro territorio por nuestros bienes comunes.

Tan viejo es el tema del colonialismo, que los pueblos van superando la candidez o corrupción de antaño. Por eso Bolivia nacionalizó el litio en 2008 y últimamente lo hicieron México y Chile. La respuesta norteamericana a esa política la expresó Elon Musk en un tuit: «Vamos a hacer golpes de Estado a quien nosotros queramos! Lidia con ello.» Más claro, échele agua.

Quiero destacar que en nuestro país algunos científicos, académicos, profesionales, empresarios, políticos, un sector del Estado…asumieron una postura adecuada para el interés nacional, planteando agregar valor al carbonato de litio, produciendo nosotros mismos las baterías. Con capitales, conocimientos, tecnología, mano de obra argentinos. Es de destacar todo lo que se avanzó durante los últimos 10 años. Sin embargo, sin una política coherente que le dé protección e impulso, transformándonos en un centro mundial en la materia, todo puede desvanecerse en las buenas intenciones.

Volvamos al saqueo. Hasta donde sabemos hay 38 proyectos para extraer litio en Argentina. Pero solo “dos producen y exportan los productos derivados de este mineral (carbonato y cloruro de litio) Según una investigación estas son: “la estadounidense Livent, que opera el Proyecto Fénix (Salar del Hombre Muerto), en Catamarca” y “Sales de Jujuy (en el salar de Olaroz), sociedad integrada por la australiana Allkem (con 66,5% de las acciones), la japonesa Toyota Tsusho (25%) y la empresa estatal de la provincia de Jujuy, Jemse (8,5%)” ¿Quiénes están detrás de estas explotaciones? En Livent, “Blackrock y Vanguard, dos de los fondos de inversión más grandes del mundo, radicados ambos en Estados Unidos” y “en el caso de Allkem, sus principales accionistas son las empresas bancarias y financieras JP Morgan (Estados Unidos) y HSBC (Reino Unido)” Aunque existen otros accionistas estos son los principales. Como vemos el capital financiero internacional, no solo hace piruetas en la especulación con monedas, títulos, bonos, etc. También echa raíces en la economía extractiva, allí donde habitan los bienes naturales estratégicos.

Pero ¿Por qué las palabras de la generala norteamericana? Según un informe de la Brookings Institution: “En la carrera por los minerales estratégicos, China lleva una gran ventaja: refina el 68% del níquel, el 40% del cobre, el 59% del litio y el 73% del cobalto…” Parece que la planificación estratégica de los chinos le sacó ventajas al neo-liberalismo de mercado y ahora el estado de los EEUU tiene que encargarse de recuperar el tiempo perdido.

La verdad es que la actividad minera a cargo de las empresas extranjeras deja muy poco dinero al país. En el caso del litio se redujo a la mitad el impuesto a las exportaciones, del 8 al 4,5%. Alguien podría suponer que eso es lo que dejan (4.5%) No es así. Del valor de la extracción no dejan más que el 2 o 3%, llevándose entre el 97 y 98% de lo producido. Lo vamos a desarrollar en otra nota. Dejan en Argentina el pasivo ambiental, paisajístico, etc.

Lejos de pelearse con algún gigante, Argentina debe reforzar su soberanía. La nacionalización del litio, la creación de la Empresa Nacional del Litio, la aceleración de todos los avances científico-tecnológicos, el impulso a las empresas nacionales vinculadas al tema y la asociación con Bolivia, Chile, México, Perú, etc. para coordinar el manejo del recurso en función del desarrollo económico, la creación de nuevos trabajos, el bienestar social y el menor impacto ambiental, es la tarea que tenemos por delante.

La decisión es política. Ojalá el gobierno nacional así lo entienda.