Homeschooling: las reformas libertarias que afectarían al sistema educativo

El nuevo gobierno propone polémicos cambios a la educación, incluyendo la creación de un sistema híbrido de presencialidad y virtualidad. ¿Argentina está preparada? ¿Cómo afectaría al desarrollo de les estudiantes?

Homeschooling: Javier Milei propone polémicos cambios a la educación, incluyendo la creación de un sistema híbrido de presencialidad y virtualidad. Créditos: argentina.gob
Homeschooling: Javier Milei propone polémicos cambios a la educación, incluyendo la creación de un sistema híbrido de presencialidad y virtualidad. Créditos: argentina.gob

La Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos incluyó entre sus extensas líneas algunas dedicadas a las reformas que el presidente Javier Milei propone aplicar al sistema educativo. Aranceles para extranjeros no residentes y exámenes para los estudiantes que terminan el secundario son algunas de las propuestas.

Otras van aún más allá, apuntando a reformular varios artículos de las leyes de Educación Nacional y de Educación Superior: el reemplazo del Ciclo Básico Común (CBC) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) por un examen de ingreso, el desfinanciamiento y ahora la posibilidad de incorporar sistemas semipresenciales, para generar un híbrido, incluso en el nivel primario.

El jueves 11 de enero, en el marco de las jornadas de debate en Diputados, el secretario de Educación Carlos Torrendel expuso algunas aclaraciones, en una aparente marcha atrás con respecto a los interrogantes que abrió la posible implementación del homeschooling.

Anticipó que su cartera impulsará ciertas modificaciones de algunos artículos de la ley ómnibus, pero desmintió que la política educativa de Milei esté contemplando el método que otorga la potestad a los padres de decidir educar a sus hijes en sus casas.

Sin embargo, a fines de abril del 2023, el actual presidente pululaba por los canales de televisión afirmando que “los estudios a distancia funcionan mejor porque a mucha gente no le gusta la formación que le dan en el colegio”.

Ocho meses después, quedó planteada en el proyecto de ley ómnibus la intención de modificar el Artículo N°109 de la Ley de Educación Nacional (LEN) para permitir los estudios a distancia como alternativa a la presencialidad desde el cuarto grado del nivel primario.

Para abordar el tema, Nota al Pie conversó con Mateo Bovio, Magister en Neurociencias por la Universidad Favaloro y Maestría en Dirección de Empresas MBA por la MIB Business School de Trieste, autor del libro Digitalmente rebeldes.

“Hay que ir a la cuestión de fondo que es que los chicos se alimenten primero, que puedan salir de la pobreza, y después daremos el debate educativo”, afirma Mateo Bovio, autor de "Digitalmente rebeldes”. Créditos: Mateo Bovio
“Hay que ir a la cuestión de fondo que es que los chicos se alimenten primero, que puedan salir de la pobreza, y después daremos el debate educativo”, afirma Mateo Bovio, autor de «Digitalmente rebeldes”. Créditos: Mateo Bovio

¿Qué es el homeschooling?

El artículo 109 de la LEN sostiene que los estudios a distancia son una alternativa para jóvenes y adultes y sólo pueden impartirse a partir de los dieciocho años de edad, pero la propuesta del tanque que representa la ley ómnibus es prever que los estudios sean un sistema híbrido “como alternativa a la educación presencial”.

La idea, está claro, es implementar el ‘homeschooling’: una tendencia que crece en otros países, por motivos muy distintos a la crisis que el presidente utiliza para las modificaciones que busca imponer.

Enseñar en casa no es nuevo. “Lo hacían los nobles en la Edad Media y comenzó a cambiar con el surgimiento de la burguesía, que se diferenciaba de la aristocracia y comenzaba a enviar a los chicos a los establecimientos que el Estado ofrecía”, cuenta Bovio.

El nuevo-viejo sistema surge como una forma de educación que consiste en no enviar a les chiques a las escuelas, y educarlos en casa bajo la supervisión de padres o tutores. Para validar los conocimientos se debe seguir la currícula del colegio y a fin de año, rinden un examen que consta de dos oportunidades. Si en ambas el estudiante falla, debe volver al sistema tradicional.

De este modo, cada familia podría elegir si mandar o no a les chiques a la escuela, sin que esto sea una obligación.

Los países donde hay más registros de familias que optan por esta modalidad son Estados Unidos y Canadá, así como algunos de Europa. Los motivos que más conocen están relacionados con cuestiones ideológicas: principalmente, los padres pueden no estar de acuerdo con ciertos contenidos que se transmiten en las escuelas tradicionales y optan por alejar a sus hijes del sistema. En Estados Unidos prima también la cuestión de seguridad, debido a la alta tasa de tiroteos escolares, la escuela no aparenta ser un lugar seguro.

Puntos a favor

Bovio sostiene que  la posibilidad de enseñar desde el hogar le otorga a muchas familias más libertad. “Algunas personas optan por viajar, esto les ofrece la posibilidad de enseñar en cualquier lado y también de desarrollar nuevos métodos para hacerlo”, afirma.

El conocimiento que algunos padres tienen sobre sus hijes puede ser, según Mateo, otro factor importante para generar motivación y dinamismo a la hora de enseñar. Pero, sin dudas, uno de los puntos más importantes desde la perspectiva de quienes asumen esta práctica es la posibilidad de tener “más control sobre los conocimientos de los que los chicos se rodean y aprenden, al igual que los valores que les interesa transmitirles”, asegura.

Puntos en contra

Como puntos en contra, Bovio indica que la motivación es también un aspecto negativo. “Deben seguir la currícula del sistema tradicional y obviamente a los chicos no les gustan todas las materias”, dice.

Los horarios de las clases en casa se ven forjados por los tiempos de les adultes que deben, a su vez, sostener un trabajo y un hogar. “Pero lo más importante está relacionado con la interacción: en la escuela, los chicos se relacionan con pares, en cambio, en la familia interactúan, en su mayoría, solo con adultos”, afirma.

De esta afirmación se desprende que lo que se pierde con el homeschooling es la parte social, “porque si bien el chico comparte con la familia, pierde la interacción con otros chicos, la parte lúdica entre compañeros, al igual que el desafío de conocer gente nueva, porque la familia es lo conocido para él, ahí hay un tema de crecimiento y desarrollo personal a trabajar con el chico que se pone totalmente en juego”, dice seriamente.

En cuanto a la tecnología, el profesional sostiene que la misma, usada como herramienta puede generar efectos positivos y negativos. Por eso, es importante estudiar la importancia de la neurociencia: qué y cómo aprenden les chiques, qué es lo bueno y qué es lo malo para el desarrollo de una mente en crecimiento.

“El rol de la tecnología, usada positivamente en el homeschooling, puede ser muy buena, podes enseñarles programación desde chiquitos. Hay ciertos programas que están en la computadora para aprender jugando, lo lúdico ayuda muchísimo”, dice Mateo con entusiasmo. Pero la tecnología tiene un lado B, porque también “hay que controlar el tiempo en pantalla, entender que la computadora no es un chupete electrónico donde dejas al chico varias horas y  además hay  que tener en cuenta la edad”.

En Argentina casi 2 millones de alumnes se alimentan en la escuela. Créditos: Futurity
En Argentina casi 2 millones de alumnes se alimentan en la escuela. Créditos: Futurity

La experiencia en otros países

Como se mencionó anteriormente, la experiencia en otros países con respecto a esta práctica es bastante escasa y prácticamente inexistente en Latinoamérica.

Mateo Bovio menciona los casos de Croacia y Eslovenia, dos países que pertenecían a la antigua Yugoslavia. “A partir de 1996, en Eslovenia se legaliza el homeschooling como una práctica nueva y aceptada, aunque en Croacia, sigue siendo ilegal hasta el día de hoy”, cuenta. Esto se da porque, según el autor, en Croacia el gobierno y les pobladores son más escépticos con respecto al tema y “no confían del todo en la capacidad que los padres tengan para educar y seguir la currícula”.

Sin embargo, pese a que la práctica es legal y socialmente aceptada desde hace ya 27 años en el país esloveno, un informe del año 2017 grafica que de 167.000 chiques en edad de escolarización primaria, solo 279 estudiaban a través del homeschooling. Es decir, solo el 0,2%, lo que no puede categorizarse como una opción representativa.

La realidad en Argentina

En nuestro país la situación es totalmente distinta ya que los motivos que les adeptes a esta nueva práctica pudieran presentar están aún muy lejos de la realidad que se vive en Argentina.

Mateo no descarta la necesidad de dar un debate que está pendiente con respecto al modelo de educación actual en Argentina y en el mundo. “Hay que migrar de sistema para adaptarse a la revolución tecnológica, y para que el sistema mismo se adapte a los intereses personales y a los talentos que cada pibe tenga, sobre todo en la enseñanza secundaria y en la universidad”.

Pero agrega que hay elementos del sistema tradicional que no pueden ser dejados atrás: “hay que incluir más idiomas, materias tecnológicas y más deporte, pero no hay que llevarse puesto la Matemática, la Literatura, la Geografía; los chicos tienen que saber de Historia”, afirma.

La propuesta de Bovio es lograr, a largo plazo, un sistema híbrido donde les estudiantes de la escuela secundaria puedan explorar sus intereses individuales, sus gustos y sus talentos, combinándolos con las materias tradicionales, y tomando, de vez en cuando, clases en línea.

De dicha idealización del homeschooling quedan excluidos les chiques de primaria, porque para Mateo, a esa edad la interacción y el juego es elemental. Además, “el problema de base es que no hay estructura edilicia”, y agrega: “por supuesto que también tenemos que hablar del gravísimo problema de la pobreza y la mala alimentación de los chicos, pensando en eso, el homeschooling  en Argentina es una fantasía hoy”.

Hay muchas realidades sociales en el país y dinámicas que no son compatibles con el homeschooling.  “Además de no aconsejar esta práctica para los niños de primaria, pienso que en Argentina es impracticable porque muchos padres no tienen donde dejar a los hijos, los colegios aguantan a los chicos”, afirma.

Por otro lado, la escuela tradicional es, en muchísimos casos, y más aún en situaciones de emergencia como la que describió el presidente, un lugar de amparo. Les chiques pasan el día allí, estudian y también comen.

Según los alarmantes datos exactos, el nivel de pobreza alcanzó el 40.1% en el primer semestre de 2023, afectando a más de 18.4 millones de argentines. En el segundo semestre de 2022, la pobreza había sido de 39.2% y alcanzado a 18.049.523 personas. La pobreza se midió por la capacidad de los hogares de acceder a la canasta básica total (CBT) con sus ingresos. Más de la mitad de les pobres (56.2%) son niñes de hasta 14 años, seguidos por personas de entre 15 y 29 años, con un 46.8% bajo la línea de pobreza.

“Estamos hablando de algo que ni siquiera en ‘el mundo desarrollado’ está muy avanzado, plantearlo en Argentina es una estupidez, hay discusiones que son más urgentes acá. Hay que ir a la cuestión de fondo que es que los chicos se alimenten primero, que puedan salir de la pobreza, y después daremos el debate educativo”, concluyó Bovio.

FUENTE: Nota al pie